Me desvelo, nuevamente.
Los códigos en clave Morse que oculto bajo capas siempre salen como toneladas de cinta de películas desde el costado mi almohada; pero esta vez desperté mirando el techo y no lloraba, desperté mirando las estrellas de fluor que me hacen sentir en la galaxia y recordando la última imagen pixelada. Y aunque los lobos aúllen y me atemoricen y me hagan acelerar el corazón tick-tick-tack, la imagen pixelada me hace reír porque tiene un bonito soundtrack por atrás. Sí, la otra noche soñé algo muy extraño
lunes, 3 de agosto de 2009
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1 comentario:
Saludos. Buen texto.
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