# 33

He soñado con nubes rosadas
y con algodones de azucar.
Pero el otro día
vi el atardecer más hermoso junto a vos.

Mi mente es una traidora.

Un poco nublado se siente el cuerpo cuando piensa más de la cuenta,
un viento frio me persigue desde tiempos pasados, antaños, remotos
y por más que me abrigue y me llene de capas de colores
me dan esos escalofrios vertebrales
y hasta la uña del pie se siente debil para avanzar.
A veces se siente como una nube negra,
a veces soy una nube negra
entonces llueve
y me gusta la lluvia, porque hay una escusa
una escusa para los escalofrios,
para mis manos heladas,
entonces sonrio atemorizada,
y dan esas ganas de esconderse nuevamente en el suelo,
intoxicarse con musica y sentir como la respiración cambia
es como estar debajo del agua,
es como estar en estado liquido
es como desaparecer.
Sí,
descubrí que necesito palabras extrañas
pero el problema es que nunca jamás cuento mis historias
descubrí que mi amigo imaginario era yo misma
entonces el pajarito que hablaba lo deje volar,
concluí que estoy frita, pero aún no me siento quemar.

| Entre los rayos |

Parece que alguien se a enseñado con hacerme cosquillas por dentro, porque ahora último y bien seguido me dan esas ganas de sonreir por todo y por nada, es raro, pero luego es más lindo.

| Buscando una nube |

Me desvelo, nuevamente.
Los códigos en clave Morse que oculto bajo capas siempre salen como toneladas de cinta de películas desde el costado mi almohada; pero esta vez desperté mirando el techo y no lloraba, desperté mirando las estrellas de fluor que me hacen sentir en la galaxia y recordando la última imagen pixelada. Y aunque los lobos aúllen y me atemoricen y me hagan acelerar el corazón tick-tick-tack, la imagen pixelada me hace reír porque tiene un bonito soundtrack por atrás. Sí, la otra noche soñé algo muy extraño